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Los componentes del cartucho

En un cartucho hay un conjunto de delicados y complicados procesos productivos.

Un cartucho es mucho más que un objeto cilíndrico que ponemos en la escopeta. En un cartucho hay un conjunto de delicados y complicados procesos productivos. Solo con la calidad y buenas prestaciones de cada uno de ellos por separado, unidos a la combinación adecuada de carga y su acertada dosificación dan lugar al cartucho perfecto para que cuando apuntamos y disparamos tengamos la absoluta certeza que en ese momento el disparo será ejecutado con precisión.

Como en toda receta, todo comienza con los ingredientes, así el secreto para poder fabricar buenos cartuchos, reside fundamentalmente en usar buenos componentes. Dichos componentes son: Pistón-Vaina-Pólvora-Taco-Perdigón.

Si en algo es privilegiado Nobel Sport España es en contar con los mejores componentes del mercado, puesto que pertenece al mayor grupo europeo de fabricantes de cartuchos y componentes. El grupo en sus diferentes plantas de Francia e Italia fabrica pólvoras, tacos, vainas y pistones. Por tanto la calidad, homogeneidad y continuidad de los componentes siempre está asegurada.

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La Pólvora

Es el alma de un cartucho, metálico o semimetálico. Su correcta elección y dosificación define el comportamiento de la munición.

La pólvora utilizada para carga de cartuchos es de las denominadas sin humo, no explosiva, y que implica muy poco riesgo para los usuarios.

Hay diversos tipos, y grandes diferencias entre las pólvoras para carga o recarga; por tanto hay que tener en cuenta que todas ni son iguales ni sirven para todo.

Las hay más vivas o más lentas según las necesidades y prestaciones que se le exijan al cartucho: no es lo mismo cargar uno de 24 gramos que otro semi-magnum de 40 gramos.

En la actualidad, dada la actual oferta y variedad, limitarse al uso de una o dos variedades de pólvora para toda la gama de cartuchos, implica que no se están usando componentes óptimos, sino siguiendo una estrategia de costes. El producto funcionará, pero no lo hará de forma adecuada.

HASTA 14 TIPOS DISTINTOS

La pólvora es un elemento vivo y por tanto variable ante distintas circunstancias ambientales.

Hay que vigilar cómo se almacena un cartucho si queremos que responda tal y como el fabricante asegura que lo va a hacer. Nobel Sport España, utiliza una gran variedad de pólvoras tanto en la producción de munición de marcas propias como privadas y en la actualidad recurre hasta a 14 tipos diferentes en función de la gama y tipo de cartucho, dependiendo de su peso y de las prestaciones que se quieran conseguir.

VECTAN, RECONOCIDA POR SU CALIDAD

La superficie del grano de pólvora determina su vivacidad y uso final, y se modula a través de la incorporación de sales para conseguir una mayor o menor porosidad, cualidad que determina su vivacidad. Nobel Sport diferencia sus diferentes pólvoras por su color, forma y densidad para facilitar su carga industrial y evitar errores de sus operarios.

Con el proceso final de ‘grafitado’ se aumenta la fluidez de la pólvora y facilita la dosificación en las alimentadoras de las máquinas de carga.

CUESTIÓN DE VELOCIDAD

Además de la diferencia de color, otra es la velocidad de combustión de cada pólvora. A mayor carga, 36 gramos, se quema más lentamente, ya que tiene que mover a lo largo del cañón, una mayor masa de perdigones: por eso es más progresiva. La idónea es la que da el mejor ratio velocidad/presión, que universalmente para la caza se referencia con 400/600 (400 metros por segundo de velocidad inicial y 600 kilos de presión por centímetro cuadrado). Partiendo de la nitrocelulosa de mayor calidad que existe, y con las mezclas químicas adecuadas, se consigue la pólvora de más alta calidad que existe en el mercado: la Serie A.

 

Las pólvoras que se utilizan para la carga de cartuchos de caza en Europa, en general, son de simple base, a diferencia de las utilizadas en Estados Unidos, de doble base. Esta diferencia se explica por los procesos de
producción que existían en una parte y otra del Atlántico y que crearon un hábito cultural entre tiradores y cazadores. Las primeras no dejan residuos a lo largo del cañón. A los cazadores –y tiradores– europeos no les gusta ver residuos que ensucien su escopeta, algo que deja al americano indiferente, acostumbrado a limpiar la escopeta cada vez que la utiliza.

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El pistón

SIN PISTÓN NO HAY CAZA

La fabricación de la pasta con la que se obtiene el explosivo que se introduce en la cápsula iniciadora de un cartucho –el pistón propiamente dicho– es altamente sensible y extremadamente peligrosa.

Hay que tener en cuenta que el pistón y la pólvora son los dos agentes con materia explosiva de un cartucho y, por tanto, los elementos con mayor riesgo en su tratamiento y manipulación.

El pistón o fulminante es el primer elemento necesario para producir el disparo: una importancia vital ya que, tras la presión de la aguja percutora, se realiza la ignición del cartucho, que a su vez lleva al lanzamiento de los proyectiles, ya sea en forma de bala o perdigones. De ahí su delicadeza e importancia.

Un pistón consta de cinco elementos:

• Tres elementos metálicos: contenedor del explosivo, cápsula del pistón y yunque.
• Un elemento de papel: el disco.
• El elemento explosivo, en este caso, la pasta iniciadora.

Un elemento tan delicado necesita de un control de calidad exhaustivo (de acuerdo a normas CIP y Military Standard 105 D) para asegurar su correcto funcionamiento, que consiste en someter a los pistones a la caída de un peso de 56 gramos, con una punta de 2 mm de diámetro, para que el pistón se inicie al 100% si la altura es de 178 milímetros y no se dispare nunca si la caída es de 38 milímetros.

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La Vaina

LA VAINA PROTECTORA

Su función es proteger el perdigón y la pólvora, y para su fabricación son necesarios tres elementos:

• Un tubo, normalmente plástico.

• Un culote metálico, que determina la categoría o tipo de cartucho.

• La tapa interna, que ayuda a un perfecto engarce entre el tubo de plástico y el culote metálico.

El engarce de estos tres elementos se efectúa por medio de presión de manera que, para separar la vaina del culote metálico, hace falta ejercer una fuerza en el tubo de plástico superior a 100 kilos. Sólo con la altísima tecnología que permite la producción de miles de millones de estos elementos se garantiza una perfecta uniformidad.

TODO ES DE COLOR

Dentro de la fabricación de los diferentes colores de tubos de vainas que hay disponibles, podemos decir que los más fáciles de obtener son el rojo y el negro y, los más difíciles, el oro y el gris-plata. Sin embargo, la elección del color de la vaina para los diferentes cartuchos está relacionada con aspectos estéticos, tendencias o convenciones establecidas.

En los cartuchos de tiro abundan colores llamativos y brillantes como naranjas o azules; en caza, rojos y verdes y, por acuerdo entre fabricantes, los cartuchos de calibre 20 suelen cargarse en vainas de color amarillo.

 

Es habitual que los de más alta gama utilicen vainas de colores nobles como el negro, el dorado, verde oscuro o rojo, combinados, la mayor parte de las ocasiones, con un culote metálico alto, en general dorado, que le da un aspecto no sólo más estético, sino más robusto al conjunto: no sólo hay que ser, sino parecer. Por ello, y sin generalizar, si encuentras alguno de estos símbolos entre tus cartuchos J&G-Excopesa, seguro que estás utilizando lo mejor.

35 MILLONES DE VAINAS DIARIOS

En primer lugar se funde plástico en un horno. Éste cobra forma de vaina y se enfría antes de ser almacenado en grandes bobinas. Después se corta a la medida deseada.

Una prensa especial da forma a los culotes de los cartuchos. Ya tenemos todos los elementos.

En el último paso se engarza la vaina al culote y se inserta el pistón.

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El Taco

EL RESPONSABLE DE UN ADECUADO PLOMEO

El taco es el gran olvidado de los componentes del cartucho, cuando su función es fundamental en la consecución de la regularidad balística en presiones y velocidades. De hecho, la calidad de una munición depende en gran manera de la de su taco: cuanto mejor sea éste, mejor rendimiento y mayor garantía del funcionamiento óptimo de la munición. A grandes rasgos, es la parte del cartucho que separa la pólvora del perdigón. Suele ser de plástico e incorporar aletas que protegen los perdigones evitando su fricción con el cañón. Evita, en primer lugar, que éste se emplome: los perdigones, al salir muy calientes y encontrarse con el choke, tienden a desprender pequeñas partículas, residuos de plomo que, a la larga, quedan pegados en la boca de la escopeta. Si no se limpia adecuadamente los tiros posteriores serán deformes. Un segundo cometido es el de aprovechar al máximo los gases fruto de la combustión de la pólvora, por lo que su parte posterior, la que está en contacto con ésta, debe ser ligeramente de mayor diámetro. Además, si posee una buena capacidad de amortiguación hará que el disparo sea más suave. Sus aletas también cumplen una función: cuando el taco sale del cañón se abren para hacerlo caer cuanto antes y evitar que pueda distorsionar el cono de disparo de los perdigones. Aunque es algo que está hoy muy estandarizado, aún vemos tacos defectuosos o en los que ninguna aleta se abre, con lo que el taco acompaña a los perdigones demasiado tiempo pudiendo provocar huecos en el disparo.

En ocasiones, el cartucho va dotado de un taco graso completamente biodegradable con una tapa de cartón que garantiza la hermeticidad necesaria para los gases y especialmente diseñado para producir el menor el impacto medioambiental, atendiendo a las restricciones ecológicas de algunos países. La degradación consiste en una progresiva pérdida de la propiedad química y fisico-mecánica de la cadena macromolecular que constituye el polímero. Este proceso de fotodegradabilidad es de unos dos años, en función del grado de exposición a los rayos solares –tiempo e intensidad– y la estructura del propio taco –espesor–.
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Los Perdigones

EL ELEMENTO PRINCIPAL

Los perdigones son una de las pequeñas bolas de plomo que contiene un cartucho y el elemento principal de éste.

Siguiendo antiguas reglas inglesas, son mayores cuando su número es más pequeño, y al revés: uno del 9 tiene 2 mm de diámetro frente a los 2.75 mm de uno del 6. Los países del centro de Europa, sobre todo Alemania, Austria y Suiza, recurren para su identificación a su diámetro en milímetros. Esto tiene sentido para saber claramente el tamaño del perdigón y para unificar criterios, ya que, por ejemplo, el número 8 en Italia mide 2,30 milímetros, en España 2,25 y Gran Bretaña 2,20.

Sobre su dureza, para cazar se debe utilizar un perdigón blando, con 1,5% de antimonio máximo en su composición; para tirar al plato, lo más duro posible, con un mínimo del 2,5% y hasta un 5%–. Unos perdigones finos, de 9a o 10a, perderán mucha velocidad una vez que salgan del cañón, pues el peso específico de cada uno es muy pequeño y la velocidad tiende a disminuir rápidamente.

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